martes, 15 de diciembre de 2009

Sobran los motivos...

En el año 2001 es como que el Club Atlético y Recreativo General San Martín se refundó. Inició una etapa nueva, próspera y concienzuda. Gente nueva, jóven y pujante que le dio al club un aire que quizás ante no había tenido nunca. Ideas de cambios a largo plazo y que no se encerraban solo en el fútbol. Había que cambiar el modo, debía cambiar la gente para que luego cambie la imagen y mas tarde el fútbol. Dirigentes sesudos y pacientes comenzaron a enseñar el camino que los viejos hacedores del General aceptaron con hidalguía y seguramente de buen modo. Hubo que lucharla, remarla y algún día el fruto se vería.

Aquella cancha pelada, chiquita y poco respetada pasó a ser el Estadio Italo Alberto. Coqueto, cuidado y muy elogiado. Será por eso que en el 2007 se jugaron todas las finales de Inferiores, un premio merecido. Y será por eso que un día llegó la primer final que el General perdió contra Americano en tercer partido, allá lejos quedaron las primeras lágrimas de amargura. Pero era el inicio de un camino correcto. Quizás hubo errores, quizás hubo que enderezar una y mil veces el camino pero ahí estaban estoicos los dirigentes que cambiaron tanto la mentalidad que aquella cancha chiquita y sin pasto pasó a ser ejemplo, tan grande que nunca recibió una suspensión.

Y llegó otra final, allá en el 2.004. Otro cachetazo a la ilusión. El viejo Zuliani era el entrenador y hoy muchos agradecen a Don Carlos porque mostró una luz en el camino. Llegaron semifinales perdidas por penales, eliminaciones a último momento pero ellos jamás desesperaron, mas bien agigantaban la ilusión. Se sabe que San Martín de las Escobas por sí solo no puede nutrirse de un equipo de locales, pero siempre los dirigentes apuntaron a grandes jugadores y mas que nada a grandes tipos.

Y llegó el 2.009. El estratega Oscar Caloni buscó. Urgó para tener todos jugadores que entrenen al menos tres veces por semana: “Los de lejos son buenos pero a mí me sirve tenerlos toda la semana y no pueden viajar”, dijo en la pretemporada. Y los dirigentes comenzaron hace un año a pergeñar esta vuelta olímpica. El ahora Bi Campeón Ariel Ladner volvió mas maduro, mas jugador, mas cacique de su excursión gloriosa del 2008 en Trebolense. Facha lo convenció a Nócera para que no abandone el fútbol porque se había comido un gol, zorro viejo Caloni y arquero de alma e historia lo laburó y le dio la razón a Togachinsco cuando lo puso en Primera allá a mediados del 2008. Nahuel es un monstruo del arco y en un año y pico se metió en el libro grande de los arqueros liguistas. Indiscutido. Y siguió Cabecha Díaz, que alguna vez recibió una sanción grande y quizás poco imaginó ser del pueblo y dar esta postergada vuelta olímpica. Lucas se lo merece y lo disfruta: Desde la cuna del General. De Gálvez vino Walter Acosta, calladito y rendidor, Pablo Brochero, tremendo jugadorazo que sufrió golpes tremendos desde aquel lejano 2004 en el que llegó al General. Pero cada trompada de la vida al mentón fue fortaleza y equilibrio. Hoy está dando su vuelta olímpica. Y hablando de equilibrio ahí está David Boiero que en el 2.001 fue protagonista del subcampeonato, menos mediático pero el más inteligente a la hora de la estrategia dentro de una cancha y a pesar de su tobillo maltrecho nunca arrugó, nunca lloró y siempre estuvo. Como el Negro César Portillo, batallador y jugador para dejar la piel en cada pelota, para regar de sudor la alfombra verde del Italo Alberto. Y el Facha fue a buscar un viejo soldado: El Emi Banchio, enganche desde que nació, de buen pie, de buen fútbol. Recuperó de arriba y abajo a Pablo Guri, asistidor del 9, un año tremendo, brutal del pibe oriundo de López. Qué decir de Marcelo Peiretti: 25 goles para una campaña personal inolvidable. El de María Juana se ganó un lugar en el pedestal de los ídolos inmaculados. El Lechu de la gente, una bestia. Y Genovesio con su locura fresca, Marcos Díaz otro canterano importante, Leandro Sottocorno y Magia Albil que llegaron con timidez en su mochila y se van con un título, la vuelta y el respeto de todos, el Titán Andrade, apoyando y convirtiendo cuando le tocó jugar. Nacho Allasia que llegó de última y aportó su jerarquía para el título, como Maxi Bujedo que desde su capacidad para defender y su aporte para el grupo en cada entrenamiento fue capáz de contagiar. Por el Garza, Sergio Busso, Jano y el Culi, por el Tucu, por el Presidente Juan Verrino, por Joselo, por Mauri, por Gustavo, por Lapicín, por Omar, el Turco, los Marcelos, Por Fabián, por el Viti, por el Chicho, por Caña, por los que no conozco pero trabajaron denodadamente, por Carlitos Delfino, ese hincha de fierro que no se pierde un partido desde 1968, por Juan Dertiano, por la gente de Escuelita y del fútbol menor, por el Chelo, por tanta ilusión postergada, por lucharla desde la convicción que haciendo las cosas bien, un día iba a llegar. Y llegó y la hinchada del

General que fue por su sueño llegó. Y desde el cielo hubo varios como René y Luis que alentaron sin parar y soltaron una lágrima que regó el Departamento por la noche. Como Nanan que también está allá arriba y comenzó en el 2001 con el grupo de trabajo y se fue sin poder festejar acá. Y cada familia que apoyó en silencio desde atrás a jugadores, dirigentes y protagonista.

GENERAL SAN MARTIN CAMPEON, sobran los motivos, mas allá que fue el mejor del año, para decir que fue merecido.

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